Valencia 14/03/24. El mundo está en fase de cambio radical y turbulento. Cambian las relaciones de fuerza entre los principales países del mundo y a la vez se produce una revolución tecnológica vertiginosa y una crisis climática. En su conferencia “Por qué vivimos en el momento más peligroso del último medio siglo”, Andrea Rizzi, corresponsal de Asuntos Globales de EL PAÍS, ha puesto de manifiesto la necesidad de concienciar a la sociedad de la magnitud de estos desafíos, “mayores y muy diferentes a los vividos como europeos en las últimas cinco décadas”, y emplaza a las sociedades civiles europeas a una reflexión sobre el futuro de sus democracias y de sus modelos económicos.
Andrea Rizzi ha impartido su conferencian en el marco del XXXIII Seminario de Ética Económica y Empresarial de la Fundación Étnor que en este año lleva por título “Empresa y Democracia”. La conferencia, organizada en colaboración con la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV), ha sido introducida por Adela Cortina y Pedro Coca, directora y presidente de Étnor.
Escenarios de riesgo
Existen diferentes escenarios de riesgo, tres de ellos de carácter geográfico -Europa, Asía Pacifico y Oriente Próximo- y un cuarto relativo a las democracias. En opinión de Rizzi, “Europa debe despertar de la tranquilidad en la que ha vivido en las últimas décadas. Sin alarmismo y con realismo, toca reflexionar y tomar decisiones”.
En lo que se refiere a Europa y su conflicto bélico, Ucrania cuenta con la ayuda de más de 30 países; otros (Irán, Corea del Norte, Bielorrusia y China) apoyan a Rusia, “no sabemos hasta qué punto vamos a un mundo con dos polos, pero es algo que debemos tener en cuenta”. Explica Rizzi que tras la crítica situación de los 90, la llegada de Putin al poder trae a Rusia a una fase de expansión económica. El país adquiere fuerza, y ese es un elemento clave: “cuando hay un cambio de equilibrio hay momento de tensión”, y es entonces cuando se produce la impugnación de Putin en la Conferencia de Seguridad de Múnich en 2007 y un año después la invasión de Georgia, a la que seguiría Ucrania y las intervenciones en Siria y África.
Otra clave que destaca Andrea Rizzi en este cambio de equilibrios es la quiebra de Lehman Brothers, “desde entonces, en muchas partes del mundo perciben a los occidentales como un pueblo en decadencia”. Asimismo, apunta Rizzi, “el discurso nacionalista de Putin en tiempo de crisis ha consolidado su popularidad interna”.
En opinión del ponente, no es razonable que a corto plazo el conflicto se pueda ampliar, pero en el medio plazo el riesgo existe, no es grande, pero existe, también hay que tenerlo en cuenta, y si Rusia logra objetivos y en EE.UU. Donald Trump accede a la presidencia, podría abrirse otro escenario, “la amenaza de guerra puede no ser inminente, pero es posible”.
En lo que se refiere a Asia-Pacífico, China se ha acercado bastante a EE.UU. en tecnología y gasto militar. “No se puede hablar de una Guerra Fría, pero hay un cambio de tendencia en 2023 tanto en comercio de bienes como en el flujo de inversión directa en China”, explica Rizzi. Por otro lado, China apoya a Rusia en su impugnación del orden mundial, en el cuestionamiento de un modelo único y la relativización de la democracia y los derechos humanos. Hay una “buena sintonía” que en opinión de Rizzi, también hay que tener en cuenta, y pone de relieve el apoyo comercial de China a Rusia en plena guerra con Ucrania.
Oriente Próximo es una región en llamas, afirma Rizzi. Antes del ataque de Hamás de octubre la causa palestina estaba moribunda, el foco estaba en la desescalada de la tensión y en el crecimiento económico. Ahora el escenario es otro: “Netanyahu tiene interés en que el conflicto de Gaza siga vivo; mientas siga vivo el conflicto sigue vivo él políticamente”. Un elemento positivo es que ni Israel ni Irán tienen interés en una escalada regional, “aunque las situaciones conflictivas son siempre problemáticas”.
Las democracias
Desde 2015 la dinámica de la democracia en el mundo es negativa. La crisis financiera de 2008 marca el inicio de una senda de deterioro. Su mala gestión y los efectos colaterales de la globalización han generado un malestar en nuestras sociedades que se ha resuelto dando alas a propuestas populistas, expone Rizzi.
Paralelamente asistimos a una creciente polarización de nuestras sociedades que altera el panorama político y que se ha acelerado con las nuevas tecnologías, lo que nos lleva a un “estado de cierta disfunción democrática”, a veces incluso de “parálisis democrática”. Otro síntoma de esta debilidad es que decae la satisfacción ciudadana con muchas democracias.
Existen otros factores de riesgo, apunta Rizzi. La IA Generativa, cuyo potencial extraordinario es indiscutible, entraña al tiempo riesgos, entre ellos la desestabilización de los mercados laborales, y también riesgos para la democracia, “la IA unida a las plataformas sociales ofrecen un panorama explosivo para la calidad democrática, es un reto”.
Andrea Rizzi alude por último al cambio climático y los movimientos migratorios derivados. En su opinión “vivimos en una etapa de riesgo, la mayor desde que se encarriló la Guerra Fría. Avanzamos a un escenario de multipolaridad fragmentada, lo que hace de nuestro tiempo un tiempo repleto de riesgo”. El paradigma en el que hemos vivido hasta ahora está quebrado o bajo grandes riesgos -la energía de Rusia, las manufacturas de China, la seguridad de EE.UU….-; el gasto militar aumenta, pero ¿cuánto queremos que aumente?, ¿y cómo se financia este gasto?, se pregunta el ponente. “Esto atañe a todo el sector productivo empresarial, hace falta una profunda reflexión de las sociedades civiles europeas”, concluye Rizzi.