La cooperativa Anecoop, el Tribunal de las Aguas y la empresa Global Omnium desarrollarán un modelo de etiqueta inteligente basado en normas y certificaciones bajo estándares europeos que garanticen la trazabilidad y rigor del impacto positivo de los productos agroalimentarios.
La cooperativa Anecoop, el Tribunal de las Aguas y la empresa Global Omnium desarrollarán un modelo de etiqueta inteligente basado en normas y certificaciones bajo estándares europeos que garanticen la trazabilidad y rigor del impacto positivo de los productos agroalimentarios.
Las tres partes han firmado este jueves un acuerdo de colaboración para la evaluación y certificación del impacto ambiental de los productos agrícolas en el proyecto denominado “HortiGO2”.
Esta iniciativa hará la medición global de la huella hídrica y de la capacidad de absorción de la actividad desarrollada en las zonas regables de las Comunidades de Regantes de las Acequias de Rascaña, Casinos, San Pedro Apóstol de Godelleta, Llíria y Mislata.
El proyecto piloto también permitirá definir la capacidad real de la agricultura, “reduciendo las emisiones de CO2 y diferenciando nuestros productos en el mercado con una certificación externa”, según el presidente de Anecoop, Alejandro Monzón.
La certificación de la huella de carbono, que será realizada por AENOR de los productos provenientes de las prácticas agrícolas sostenibles es la mayor contribución que la agricultura local, circular y sostenible, puede realizar a la lucha contra la emergencia climática, según indican en un comunicado.
El convenio garantizará la transparencia y el rigor de la medición de la huella de carbono de los productos mediante el diseño de una etiqueta inteligente certificada, lo que supone un plus de garantía para el consumidor.
Para el Tribunal de las Aguas de Valencia, el proyecto supone “certificar que nuestra agricultura es sostenible y colaborar con el mantenimiento de la tierra”.
El director de Sostenibilidad de Global Omnium, Juan Luis Pozo, ha destacado que la etiqueta generará valor agregado para los consumidores y contribuirá a la continuidad demográfica de las zonas rurales, así como a la preservación del patrimonio natural y la biodiversidad.
El proyecto va a poder monetizar y demostrar que la actividad agrícola es un ejemplo de sostenibilidad y responsabilidad ambiental y económica, ha añadido Monzón.
Fuente: LaVanguardia