El tejido económico de los municipios devastados por la riada del 29-O avanza en su recuperación pese a la depresión colectiva. Políticos, empresarios y afectados por la catástrofe valoran los trabajos por salir adelante
Extracto del artículo publicado en El País
Este sector más dinámico de la burguesía valenciana, entrenado en la reivindicación de un mejor entorno empresarial mediante el Corredor Mediterráneo, o en la Fundación Lab-Mediterraneo para digitalizar empresas, ha eclosionado ahora con su respuesta a la dana, en sintonía con las donaciones de Joan Roig, muy sensibilizado tras perder a varios colegas emprendedores en la noche fatídica. Junto con Agnès Noguera, Pons y otros colegas de la AVE han lanzado distintas iniciativas: masivas cenas de solidaridad bajo el lema “desde Valencia para Valencia” que ha recaudado varios millones en ayuda a los afectados; consultorías estratégicas para repensar cómo se reanuda la actividad; y sobre todo la campaña “Empresarios para empresarios”: cada uno patrocina a un colega afectado, de modo que “hay bastantes que ayudan ¡a su propio competidor!, mientras logra renovar la maquinaria”, en distintos sectores, por ejemplo en la impresión, ensalza Noguera.
“Es maravilloso lo que hacen”, apostilla en tercera persona Rosendo Ortí, director general de la Caixa Popular, de corte cooperativo —el 6% del crédito valenciano; cuota del 16% en el área damnificada—, como si no estuviese conjurado en esta nuevo empeño solidario. Ahí están sus 14 oficinas en la zona (de 78 en total) que han suspendido el cobro de comisiones, su activismo en el programa del ICO, sus ayudas a tramitar documentación de los siniestros, sus créditos-puente a interés cero…
Rosendo también pasó la noche del 29-0 encaramado al tanque de gasolina de un camión. La riada ha dañado más a los más desiguales (por abajo), pero ha tocado a todos (también por arriba), y a la fibra moral de casi todos. Noguera niega que actuasen con el propósito de reconstruir una élite más digna, “aunque quizá lo estamos haciendo, somos conscientes de nuestro deber con el entorno y de la obligación de trascender el marco estricto de nuestras empresas, tenemos poder como sociedad civil y queremos usarlo bien”. Sugerente noticia. El compromiso cívico solía ser patrimonio de vulnerables, desamparados, arrinconados. La desgracia colectiva ha ensanchado este horizonte.
Foto: Mònica Torres