Cortina y Schreiber emocionan con su defensa de la labor investigadora y educativa en una sociedad democrática rodeada de retos y riesgos
Hoy la Universidad de Barcelona ha vuelto a celebrar uno de sus actos más solemnes, la investidura de doctorados honoris causa, para reconocer al inmunólogo Robert D. Schreiber y a la filósofa Adela Cortina sus aportaciones a los campos de la inmunología y de la ética y la educación en valores, respectivamente. Hacía más de dos años que la Universidad no investía ningún honoris causa; los profesores Luigi Ferrajoli y Luciano Vandelli, referentes del derecho europeo, fueron los últimos en recibir esta distinción, en enero de 2019.
Cortina y Schreiber han sido reconocidos por sus contribuciones a la educación en valores y a la inmunología, respectivamente
Una defensa apasionada del método científico
El profesor de la Facultad de Biología de la UB Antonio Celada ha defendido la concesión del doctorado honoris causa a Robert D. Schreiber, profesor del Departamento de Patología e Inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington (Estados Unidos), por sus «contribuciones fundamentales al campo de la inmunooncología moderna», entre las que destaca la identificación del interferón gamma (IFN-γ) como la citocina que activa los macrófagos de ratón, que son células clave en la respuesta inmunitaria.
En su discurso, el padrino de Schreiber ha recordado que, cuando se realizaron algunos de estos estudios, los investigadores en inmunología, biología del cáncer y medicina «habían descartado la posibilidad de que el sistema inmunitario tuviera ningún papel en el desarrollo y control del cáncer». Sin embargo, Schreiber y su grupo proporcionaron «pruebas concluyentes» que indicaban que el sistema inmunitario era realmente capaz de prevenir el cáncer y que, además, era responsable de esculpir la inmunogenicidad de las células cancerosas. «No solo resolvió una controversia centenaria sobre un proceso teórico llamado inmunovigilancia del cáncer, sino que demostró que esta inmunovigilancia era solo un componente de un proceso más amplio que Schreiber llamó inmunoedición cancerígena», ha afirmado Celada.
El profesor Schreiber ha desarrollado también una serie de métodos y tratamientos que pueden fortalecer el sistema inmunitario hasta que se recupere y pueda eliminar por completo un tumor en crecimiento. Una de estas metodologías es el uso de enfoques genómicos para identificar rápidamente mutaciones específicas de los tumores que pueden servir como dianas terapéuticas para diseñar vacunas personalizadas contra el cáncer. «Este enfoque ha demostrado su potencial para hacer que las inmunoterapias contra el cáncer sean más específicas, más efectivas y seguras que las que se utilizan habitualmente», ha explicado el profesor emérito.
En su discurso de aceptación del doctorado honoris causa, Schreiber ha reconocido el «gran honor» que supone recibir este reconocimiento de la Universidad de Barcelona y ha alabado a su padrino, Antonio Celada, de quien ha dicho que «su trabajo fue el inicio» del gran esfuerzo que se hizo en su laboratorio y que condujo al aislamiento del receptor IFN-γ.
Seguidamente, el profesor ha remarcado los tres atributos más esenciales que debe reunir un científico considerado referente. En primer lugar, es necesario un compromiso insobornable con la investigación de «nuevas verdades» y con la comprobación de su validez . «Esto es especialmente importante, porque vivimos en un momento en el que los datos, los hechos y las conclusiones objetivas han sido sustituidas, en algunos círculos, por la ficción y las falsedades», ha dicho.
Como segundo atributo, Schreiber ha remarcado que «un científico de éxito debe ser muy desconfiado respecto a los paradigmas». «Debido al progreso científico limitado alcanzado en el campo de la inmunología tumoral, muchos investigadores aceptaron el paradigma de que el sistema inmunitario no tenía nada que hacer para detener o controlar el desarrollo del cáncer. Sin embargo, los nuevos modelos preclínicos demostraron que no era así, que sí tenía un papel fundamental en cada paso del proceso», ha añadido.
Por último, ha mencionado la importancia de que los científicos formen y ayuden a la siguiente generación de investigadores que los sustituirán. «Es necesario asegurarse de que somos capaces de transmitir a los científicos más jóvenes el conocimiento que hemos obtenido de nuestros mentores y de nuestros años de experiencia», ha concluido Schreiber.
Una referente en el campo de la educación en valores
El catedrático de Educación y miembro del Grupo de Investigación en Educación Moral de la UB Miquel Martínez ha defendido el honoris causa de Adela Cortina: «Las sucesivas contribuciones que ha hecho la profesora Cortina a la educación muestran que estamos ante un caso exitoso de cimentación cruzada entre filosofía y pedagogía». Ha destacado cómo durante los años 80, «en el contexto de la pos-Transición en nuestro país», las aportaciones de la filósofa fueron capitales para articular un pensamiento que ayudara a «transitar de una sociedad de código único, moralmente monista, a una basada en el pluralismo moral». Estas aportaciones de Cortina también fueron clave en el ámbito de la educación.
Miquel Martínez ha señalado que las reflexiones de la pensadora impulsaron las propuestas del Grupo de Investigación en Educación Moral de la UB desde su creación. «Las propuestas derivadas del pensamiento reflejado en la obra de Adela Cortina Ética mínima siguen estando vigentes», ha concluido el catedrático.
La autonomía personal y la capacidad crítica, en peligro
La educación de una ciudadanía democrática ha sido precisamente el tema central del discurso de Adela Cortina. En concreto, la filósofa ha abordado los retos que plantean las tecnologías de la inteligencia artificial. «La duda es si se pretende incorporar estas tecnologías a la educación para alcanzar el futuro compartido de la humanidad, en el sentido de cultivar una ciudadanía democrática y cosmopolita, o si se trata de preparar a los estudiantes para competir en la carrera económica y política para alcanzar la primera posición, sea el Estado el que pugna por ese puesto, siguiendo el modelo chino, sea el mercado, en la línea de Silicon Valley», ha afirmado.
Cortina ha alertado de los peligros que supone para la autonomía personal y la capacidad crítica el actual funcionamiento de las plataformas digitales y las redes sociales. Ha señalado que pueden conducir a la superficialidad, a la polarización y a un emotivismo incompatible con la democracia. Las críticas más radicales de Cortina se han dirigido a la natura leza de un orden económico según el cual «las personas son medios para el comercio o para el poder político».
En el caso concreto del mundo de la educación, Cortina ha reconocido que los sistemas inteligentes son útiles, por ejemplo, a la hora de personalizar la experiencia educativa o evitar tareas rutinarias y repetitivas a los docentes. Ha advertido, igualmente, de los peligros que suponen: «Existe un inmenso mercado tecnoeducativo que se ofrece como personalización y automatización del aprendizaje y que está impregnando todo el mundo de la educación. Pero puede ocurrir que, al igual que el resto de las plataformas, se esté convirtiendo en un mecanismo extractivo de datos».
Cortina ha terminado su intervención con un mensaje optimista sobre cómo vencer todos estos peligros: «Tenemos la oportunidad de asumir la responsabilidad de nuestro mundo como personas autónomas, estrechamente vinculadas por lazos de solidaridad. Personas que desean utilizar instrumentos cualesquiera, también los sistemas inteligentes, para estrechar la intersubjetividad entre los seres humanos. Para conseguirlo, es necesario educar en esta unión de corazón y razón, que ya hace tiempo que llamo razón cordial».
En su intervención, el presidente del Consejo Social de la UB, Joan Corominas, ha alabado el valor de la ciencia en la sociedad actual: «La pandemia ha hecho evidente que la ciencia es la solución para superar las adversidades». En este sentido, ha destacado la fundamental investigación de Schreiber en la lucha contra el cáncer a través de la inmunoterapia y la obra académica de Cortina en el campo de la educación en valores: «La cooperación internacional es una pieza clave de la solución. La educación en valores debe ayudarnos a construir una sociedad más justa e inclusiva», ha concluido.
Por último, el rector de la Universidad de Barcelona, Joan Guàrdia, ha dicho: «Las instituciones mantenemos la liturgia de las cosas, porque somos capaces de transmitir valores que a veces no están recogidos en estatutos». «La Dra. Cortina y el dr. Schreiber simbolizan los valores supremos y sagrados que la universidad debe defender: el compromiso, el rigor, la búsqueda de verdades y la capacidad de dar respuestas eficientes y efectivas», ha apuntado.