La Fundación Étnor, Ética de los Negocios y de las Organizaciones, es pionera y referente en España en gestión ética, responsable y sostenible, con más de 30 años trabajando en estos ámbitos por y junto a las empresas e instituciones.
Recientemente, ha reafirmado su alianza estratégica con la Universitat Politècnica de València, orientada a la promoción de los valores éticos y el buen gobierno en entidades públicas y privadas, con su vinculación al Consejo de Empresas del Máster de Formación Permanente en Responsabilidad y Sostenibilidad Corporativa (RSC) de la UPV.
De la evolución y situación real de la ética en la empresa, de las tendencias en sostenibilidad y de las oportunidades de la colaboración público-privada y con la universidad, hablamos en esta entrevista con Pedro Coca, presidente de la Fundación Étnor. Coca cuenta con una dilatada experiencia en el ámbito empresarial -sobre todo, en el sector logístico-, asociativo, gestión pública y en la universidad, vinculada a la Universitat Politècnica de València (UPV).
Desde la amplia perspectiva que dan más de tres décadas de trayectoria de Étnor, ¿cómo ha evolucionado la ética en las empresas y en las organizaciones en España?
En el año 2000, llevamos a cabo el primer ‘Observatorio del Clima Ético en la Empresa Valenciana’. En el año 2022, con apoyo de la Conselleria de Hacienda, realizamos el cuarto, que presentamos a principios de 2023. A través de ellos, hemos podido medir qué ha ido pasando a lo largo de los años. Por resumirlo en una frase, en el año 2000 la ética era un valor añadido en ciertas empresas y, en 2022, es una condición sine qua non para aquellas que piensan y que quieren pervivir a largo plazo. Ésa es la principal evolución. Hemos pasado de que sea algo singular a una realidad que hoy las empresas entienden que es imprescindible dentro de su gestión.
Esta evolución, ¿responde en mayor medida a una conciencia real sobre la integración de la ética en la estructura y gestión de la empresa o a las crecientes obligaciones impuestas por la normativa y agendas globales?
En Étnor decimos que la empresa ética es la que va por delante de la norma. La ética es un pensar racional para hacer las cosas de la mejor manera posible. Esa es una adaptación de una definición de nuestra directora, Adela Cortina, que refleja bien lo que nosotros nos planteamos. Si una organización cumple con la legislación vigente, respeta el Derecho. Ser ética implica ir un paso por delante; hacer aquello a lo que te llevan tu conciencia o tus valores. ¿Qué ocurre? Que cuando empresarios éticos ponen en marcha ciertas acciones y se ve que el resultado es positivo para el papel que la empresa juega en la sociedad, se empieza a normalizar. Van surgiendo normas en diferentes ámbitos, compliance, cadena de valor… y aparece una obligación normativa. Nosotros nos sentimos orgullosos de que las empresas vinculadas a Étnor no solo cumplen la normativa, sino que van por delante.
Muchas veces, legislar es un instrumento para hacer política. Una ley que no se dota con una memoria económica, con recursos, no es fácil de aplicar. ¿Estamos de verdad legislando por convicción o por interés político? Personalmente, creo que menos legislación, más convicción y mejor supervisión de lo legislado es mucho más eficaz que mucha normativa que no se controla.
¿Cuál es el papel de Étnor? ¿En qué líneas trabaja para promover la integración real de la ética y el buen gobierno en las organizaciones?
Hay que entender qué es la Fundación Étnor. Tiene una componente de pensamiento en el ámbito de la ética. Tenemos, probablemente, el grupo más prestigiosos de filósofos en España expertos en el ámbito de la ética aplicada en la empresa y las organizaciones; un corpus teórico muy potente. Es imprescindible para la otra parte de Étnor: estar muy vinculada a las empresas y las organizaciones que las representan. Nuestro papel es hacer difusión y promover el convencimiento entre las empresas de que, como dice Adela Cortina, la ética para la empresa es rentable a largo plazo.
Eso es lo que hacemos. ¿Con qué medios? Desde los seminarios, hasta investigaciones, formación, divulgación, colaboraciones con AVE (Asociación Valenciana de Empresarios), con la CEV (la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana), con empresas individualmente… Cualquier canal que permita que una empresa mejore su posición ética es bueno, porque está cumpliendo con los objetivos fundacionales.
El Seminario es la columna vertebral de la actividad de Étnor. Luego, tenemos otros proyectos que vamos desarrollando en colaboración con otras organizaciones y empresas. En estos últimos casos, Étnor no se involucra pensando en que reporten ingresos, sino en que nuestro equipo tome contacto con la realidad. Que su capacidad y conocimientos de la ética se encuentren con la realidad y, mutuamente, se retroalimenten. Nuestro equipo trabaja con personas de las empresas, de sus consejos de administración, les aporta pautas, y es un proceso de enriquecimiento mutuo.
También abordamos otros proyectos. Por ejemplo, una iniciativa pionera muy bonita fue la que desarrollamos junto a la Dirección General de Formación Profesional de la Generalitat Valenciana, para generar una serie de horas lectivas (seis) sobre la Ética en la Empresa que se introdujeron en todos los módulos de Formación Profesional (FP) Superior. Todo el alumnado acabará trabajando en una empresa o creando una propia. Para este proyecto, contamos con profesorado de universidad y con empresarios, para facilitarles ambas perspectivas. Todas las conferencias que se dieron se estructuraron como clases y con material audiovisual. Este material se ha puesto a disposición de los centros de FP, para que puedan seguir utilizándolo. Y la idea es que se pueda ir revisando y actualizando.
Otro proyecto interesante, cofinanciado por la Conselleria de Hacienda, es una formación específica, con 60 horas lectivas y 30 horas de prácticas en empresas, centrada en ‘Ethic Officer’, figura que está entrando ya en muchas empresas: el responsable de poner en valor las acciones éticas. La primera edición se ha celebrado en los últimos meses, con más de 20 personas matriculadas. Uno de los criterios del programa era que al menos el 80% del alumnado fuesen profesionales de la empresa en activo, responsables de velar por los temas éticos. Las 30 horas tuteladas les han servicio para que el aprendizaje lo apliquen en su empresa, para visibilizar las acciones éticas que esté desarrollando. Se trata de alimentar y estructurar los conocimientos de las personas, para estructurar y dar visibilidad a las acciones que se están desarrollando y ponerlas en valor. Porque la ética en la empresa genera confianza.
Además, estamos trabajando con esta Conselleria para implantar herramientas que permitan a las empresas identificar qué cosas hacen que están en el marco de la ética y de la responsabilidad social empresarial, ponerlas en valor y desarrollarlas.
Como has destacado, el proyecto emblemático de Étnor es el Seminario de Ética Económica y Empresarial, que ha culminado su XXXII edición con un tema candente: ‘Empresa y Democracia’. En momentos tan convulsos políticamente, a nivel nacional e internacional, como los que estamos viviendo, ¿cuál es la responsabilidad o qué puede hacer la empresa?
Cada año, un grupo formado por la Comisión Ejecutiva y personas vinculadas a la Fundación que pueden aportar en la reflexión plantea temas de interés para la sociedad en el ámbito en el que actuamos. Se define un eje y lo vamos descomponiendo en temas. Cada Seminario, incluye nueve encuentros durante el año. El primero, suele ser una conferencia de Adela Cortina, introduciendo el tema, y el último corre a cargo de algún ponente de prestigio en ese ámbito. Los otros siete, se realizan en colaboración con AVE y, desde hace dos años, también con Libertas 7 y la CEV. En 2024-2025, el tema es “¿Es posible llegar a entenderse en una sociedad pluralista?”.
En el último seminario completo, 2023-2024, se planteó tratar sobre ‘Empresa y Democracia’ porque en Étnor, desde hace unos años, nos estamos preocupando por la democracia. Venimos de unos tiempos en los que se consideraba que era el sistema idóneo para que las sociedades se regularan. Pero han ido apareciendo actores en el mapa geopolítico mundial que cuestionan que esto no tiene por qué ser así. El caso más claro es el de China: le importa más la armonía que la democracia. Otros países prefieren seguridad a libertad. Otros, un líder populista fuerte.
Estas circunstancias diversas que se están dando actualmente en nuestro mundo, nos llevaron a hacernos una pregunta: Étnor es una entidad para la ética en las empresas y las organizaciones. ¿Qué aporta una empresa a la democracia? O, ¿qué prefiere una empresa? Entendemos que una empresa puede trabajar más y mejor en el ámbito de la democracia, que le aporta una seguridad que no tiene ningún otro sistema.
Europa, que es la cuna de la democracia, tendría que plantearse muy en serio que la democracia no es algo dado, hay que luchar por ella y una vez conseguida hay que cuidarla, defenderla. Es como una planta, hay que regarla para que no se marchite. Europa debería hacer llegar este mensaje sobre todo a las generaciones más jóvenes que nacieron ya en democracia y la consideran “un estado natural”. No es así. Los que vivimos la dictadura sabemos que no es así.
Tenemos que preocuparnos por su calidad, porque no se deteriore; preocuparnos porque de verdad exista una división de poderes; preocuparnos porque las generaciones que vienen detrás, aunque solo hayan vivido en una sociedad democrática, sean conscientes de que hemos tenido otras realidades. Si un día desaparece, la echaremos de menos.
Además, en una de las ponencias, el empresario Vicente Salas, hablaba de empresa y democracia, pero desde el planteamiento de la democracia dentro de la empresa, del papel de los empleados y la organización.
Volviendo al buen gobierno y la ética en las empresas, ¿qué papel debe jugar la universidad y el mundo académico en esta evolución? ¿En qué líneas se deberían trabajar desde este entorno?
Hay un papel de la universidad que es el análisis, la investigación de la ética aplicada a la empresa, que se aborda en los departamentos de Filosofía Moral. En cuanto a las y los profesionales de la ética, a raíz de la firma de nuestra entrada en el Máster, creemos que la UPV y Étnor deben buscar una alianza a largo plazo para que los estudiantes que forma la Politécnica (ya sea en Ingenierías, en Administración y Dirección de Empresas o en otras ramas) tenga una formación ética más consistente. Se van a encontrar en su vida profesional diaria con muchos problemas éticos. Si tienen una formación, como nos ha pasado a todos los que hemos estudiado, tendrán una referencia. Se trata de que los egresados tengan un conocimiento para que, cuando se les plantee un problema de esta naturaleza en su empresa, tengan una herramienta con la que empezar a trabajar. Es importantísimo ya en el presente, pero todavía más a futuro, con cuestiones como la Inteligencia Artificial, la robótica, …. En Étnor, tenemos que ser capaces de generar alianzas con la universidad, en general, a largo plazo y que la ética llegue a ser una asignatura troncal.
En este sentido, la vinculación de Étnor con el Máster en RSC de la UPV se extiende hasta los inicios del plan de estudios. ¿Qué supone sumarse al Consejo de Empresas?
Con el máster estamos muy satisfechos. Entramos al Consejo de Empresas, por dos motivos: porque creemos en la importancia del máster para la formación de profesionales y porque tenemos una experiencia, por esa combinación de cuerpo teórico y de empresas que lo aplican en la práctica, que podemos trasladar al máster. Además, el Máster RSC UPV nos puede plantear problemas para que hagamos un debate desde Étnor. Es una alianza de ganar-ganar, que son las que propiciamos siempre desde la Fundación.
¿Qué papel juega la cooperación público-privada en esta evolución hacia modelos económicos y sociales más sostenibles y responsables?
En Étnor, somos defensores a ultranza de la cooperación público-privada, porque lo que hace es unir lo mejor de las dos partes: lo público es imprescindible en una sociedad avanzada que busque una calidad de vida para sus ciudadanos y lo privado tiene unas capacidades de gestión, unos conocimientos y una agilidad que puede aportar mucho a lo público. Siempre, por supuesto, con sistemas de control de la parte pública sobre los sistemas privados. El mundo no tendría hoy el avance que tiene si no fuese por las colaboraciones público-privadas.
¿Y cuál debe de ser el papel de la ciudadanía? ¿Hay una alineación entre personas consumidoras / clientes y empresas?
Nos preocupa muchísimo. El consumo ha cambiado mucho en las últimas décadas. Encontramos muchas personas que está defendiendo posturas de responsabilidad medioambiental próximas a la ecología, pero que, si les dices que miren, de todo lo que tienen en casa, lo que de verdad necesitan y, de eso, dónde se ha producido, los niveles de cumplimiento de normativas medioambientales, sociales, de esas empresas que actúan fuera de España, no lo han tenido en cuenta; no lo aplican. Si hacemos un análisis del precio de venta del producto y el escandallo de costes, en algún sitio alguien está perdiendo o no se está cumpliendo con la responsabilidad medioambiental y social.
Por un lado, hay una cierta pose. Por otro, desconocimiento y un menor nivel de compromiso con el consumo responsable que el que la gente cree que conscientemente tiene. En Étnor, nos estamos planteando profundizar más en este ámbito. Ya hace 20 años, Adela Cortina escribió un libro muy interesante sobre ética del consumo. Debería plantearse actualizarlo. Todo hay que hacerlo con coherencia, con criterio. En su último libro, Jeremy Rifkin dice que, hasta ahora, la palabra prioritaria era productividad, sin meter en la ecuación a la Tierra y ahora hay que hablar de productividad partiendo de la Tierra. No es infinita en recurso, no es inerte ante lo que hacemos en ella, y nos obliga a reflexionar. Todos debemos actuar en consecuencia.
Mirando a futuro, ¿qué tendencias crees que van a marcar la evolución de la sostenibilidad en las empresas a corto, medio y largo plazo?
Desde una perspectiva ética, la tendencia es a que las empresas deben ir a por la sostenibilidad desde la rentabilidad y esa rentabilidad les va a permitir mejorar su sostenibilidad y la de su entorno. Tiene que haber un juego virtuoso. Si la empresa no es rentable, acabará muriendo, antes o después. Y, desde esa rentabilidad, dedicar recursos a la sostenibilidad, porque en un entorno sostenible se asegura su rentabilidad a largo plazo.
Sabemos que el binomio crecimiento y sostenibilidad no es fácil, pero sí es posible. De hecho, en un mundo con población creciente y con recursos finitos la única fórmula posible es una adecuada combinación entre el crecimiento y la sostenibilidad.
Para finalizar, hacemos una pregunta a todos los entrevistados. Se trata de completar la frase: “Sin sostenibilidad, no hay…”.
No hay un futuro justo y esperanzador. Nuestra obligación es garantizar a las generaciones que vienen un futuro con justicia y esperanza.
FOTOS: KIKE TABERNER