Francisco Pérez, director del IVIE, en el Seminario Étnor
Valencia, 24/02/2023. Las intensas y generalizadas alzas de precios del último año y su impacto en las condiciones de vida de la mayoría de las familias plantea un nuevo problema económico casi olvidado. A la naturaleza y causas de la crisis inflacionista de hoy, así como a las medidas adoptadas por gobiernos y agentes sociales y a la relevancia de los valores en la lucha contra la inflación se ha referido Francisco Pérez, catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València y director de Investigación del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) en su conferencia “¿Con qué valores afrontamos el control de la inflación?” en el XXXII Seminario Permanente de Ética Económica y Empresarial de Étnor “Valores humanistas para el siglo XXI: un reto también para las empresas”.
La conferencia del director del IVIE, que se ha celebrado en la sede de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) ha sido introducida por Adela Cortina, directora académica de Étnor, y Emili Villaescusa, presidente de la Confederación de Cooperativas de la Comunitat Valenciana (CONCOVAL) y vicepresidente de Étnor.
La inflación remueve los conflictos distributivos, advierte el ponente, “casi siempre nos empobrece y abre un debate, a veces áspero, sobre el reparto de sus costes”. Las interrelaciones entre inflación y distribución de los ingresos constituyen una de las mayores dificultades para el acuerdo sobre cuándo y cómo controlar la inflación. Pero, pese a la dificultad de ese acuerdo, “es imprescindible controlar la inflación porque no hacerlo es mucho peor que afrontar los sacrificios a los que obliga”.
Origen y naturaleza de la inflación de hoy
La abundancia de liquidez derivada de las políticas monetarias expansivas de años precedentes ha facilitado el endeudamiento, en especial de los gobiernos, y este ha sido terreno abonado para la inflación al irrumpir otros factores como el alza de los precios de la energía y las materias primas, explica Francisco Pérez. Tanto en Europa como en España la inflación actual es importada, nuestro país se ha empobrecido significativamente a causa del fuerte aumento del precio de las importaciones, especialmente de la energía y los productos agrícolas, y el reparto de esos costes es una de las cuestiones más espinosas de la lucha contra la inflación. “Si la inflación se enquista los problemas se agravan y por eso es deseable combatirla con decisión y cuanto antes”, afirma Pérez.
Gobiernos y agentes sociales
Las respuestas de los gobiernos han sido múltiples y bastante eficaces, considera el director del IVIE. La política monetaria combate la inflación reduciendo la liquidez de la economía y subiendo los tipos de interés para frenar la demanda de inversión y de consumo, y el gasto público, al aumentar el coste de la deuda. También las actuaciones de política presupuestaria han sido muchas y con el doble objetivo de contribuir a frenar el alza de los precios -revisión del funcionamiento de algunos mercados regulados como la electricidad y el gas y rebajas de tipos impositivos- y paliar los efectos de la inflación en familias y empresas.
Una inflación como la actual plantea también un problema de supervivencia a determinados colectivos. Además de haber empobrecido a la población en su conjunto ha repercutido más en las familias con menores ingresos, lo que ha impulsado medidas fiscales tanto por el lado de los ingresos -rebajando impuestos- como de gasto público. Y en este punto advierte Francisco Pérez las medidas tienen que ser selectivas y eficaces, “es necesario priorizar y garantizar la eficacia de las actuaciones”. En su opinión, las políticas públicas dirigidas a compensar los efectos de la inflación a toda la población, como la subvención a los carburantes o las rebajas de impuestos a la energía o del IVA, están menos justificadas que actuaciones selectivas como el bono a familias de bajos ingresos para la compra de bienes o servicios de primera necesidad.
En opinión de Francisco Pérez, para evitar que la inflación se cronifique y aumente la desigualdad, tan importante como las iniciativas gubernamentales son las aportaciones de los agentes individuales y sociales. Y en este terreno “las percepciones cuentan tanto o más que los hechos objetivos y hay claros espacios de mejora”, y ofrece dos datos: en España en los últimos quince años los ingresos de los asalariados perdieron peso al llegar la Gran Recesión, lo recuperaron al volver el crecimiento y lo han mantenido entre 2019 y 2022. Los datos también indican que las rentas empresariales perdieron peso en la renta nacional al llegar la pandemia y han recuperado en 2022 su participación de 2019. En opinión de Francisco Pérez, lo deseable para mejorar los salarios y controlar la inflación es alcanzar compromisos para que la productividad crezca más y que los salarios participen de esta mejora. Los gobiernos pueden acompañar estos acuerdos con actuaciones dirigidas a proteger a los más débiles frente a las pérdidas de poder adquisitivo y con medidas para fomentar la competencia.
Por qué importan los valores
Eficiencia, equidad, confianza y conocimiento son valores “instrumentales”, guías de conducta para conseguir metas como la prosperidad y la justicia, concluye Francisco Pérez. “Un pacto de rentas sería más fácil de alcanzar si se reconociera más valor a la eficiencia y la equidad, y se trabajara más por generar confianza y compartir la información”.